Espacio de reflexión Covid-19
¿DESPUÉS DEL COVID-19 QUÉ?
En librerías de la mano de Elkar. (EN EUSKARA)
Un libro con contribuciones cualificadas, tanto a nivel de País Vasco como a nivel internacional, sobre el impacto del COVID-19 sobre la identidad, el medio ambiente, la economía, la cohesión social y territorial etc.
El debate continua, con el libro que hemos publicado junto con otras iniciativas esperamos continuar alimentando este necesario debate.
No podemos terminar sin agradecer a todos los que han participado hasta ahora aportando su tiempo y sus reflexiones. Mila esker.
TM eLab
Euskal Herrigintza laborategia.
ÍNDICE DEL LIBRO (EUSKARA)
COVID-19aren ondorioak ez dira neurgarriak oraindik, baina maila globalean, Europa zein Espainiar eta Frantziar Estatu mailan, eta Euskal Herri mailan ere, ezer ez da orain arte bezalakoa izango. Irailak 11ko gertakariek edota 2008ko krisi ekonomikoak nazioarteko agertoki aldaketa bat ekarri zuten bezala, COVID-19aren ondorengo mundua ez da berdina izango eta kudeatu beharreko ondorioak nabariak izango dira. Gurera ekarrita, COVID-19 eta bere garapenak ondorengo hilabete eta urtetako Euskal Herriko dinamika ekonomiko, politiko eta soziala baldintzatuko du. Eta testuinguru honetan, gure asmoa etorriko denaren gaineko gogoetarako espazio ireki bat eskaintzea da. Horretarako, hasiera batean, tresna eta ingurune digitalak erabiliko ditugu. Hori horrela, TM eLab-eko webgunearen atal honetan (www.telesforomonzonlab.eus), Euskal Herriaren etorkizuneko erronken inguruko ekarpen kualifikatuak bilduko ditugu, gure herriak COVID-19 osteko etorkizunari aurre egiteko beharrezkoa duen herri gogoeta zabal eta sakonari lagundu asmoz. Hau da, gure asmoa Euskal Herriak beharko duen elkarrizketa zabalari ekarpena egitea da. Ekarpen kualifikatu horiez gain, nazioartean zein Euskal Herria mailan interesgarriak deritzogun ekarpenak jasoko ditugu ere.
COVID-19a katalizatzaile gisa
Shaun Riordan
COVID-19a: EUROPAR BATASUNAk huts egin du elkartasun proba batean. Ordaina austeritate zorrotzagoa eta okerragoa izango da
Duroyan Fertl
COVID-19a, mundua eta gu
Urko Aiartza Azurtza
Mundu berrira zabaldutako gure atea. Ate joka dugun mundu berria eta bertan dugun lekua
Ander Caballero Barturen
COVID-19ak ekar litzakeen epe luzeko inpaktuen dekalogoa
Mikel Navarro Arancegui
Normal berria
Garazi Goia Imaz
Elkarrekin euskaratik berreraiki
Paul Bilbao Sarria
Kulturatik ere, Euskal Herria helburu
Joanmari Larrarte Telletxea
Hezkuntzak behar du iraultza
Zigor Ibarzabal Bastarrika
COVID-19az, distopiaren falaziaz,(tele)hezkuntzaz eta zaintzaren pedagogiaz
Nora Salbotx Alegria
Komunikazioan, gure Ro zenbakiak behera egin du
Josu Amezaga Albizu
Gure ongizate-estatua biluztu duen krisia
Gemma Zabaleta Areta
COVID-19aren krisia eta ekonomia globala: erronken azelerazioa
Andoni Eizagirre Eizagirre
Ondasunak eta baloreak. Boterea eta demokrazia
Isidro Esnaola Herrero
Natura errespetatzen duen ekonomia baterantz, COVID-19 osteko Euskal Herrian
Unai Pascual Garcia de Azilu
Kapitalismoaren logiken deskonfinamendua. Hyman Minskyrekin pentsaezina zena berriz pentsatuz: aberatsenei zergak, langabezia masiboari aurre egiteko
Xabi Larralde
Normalitate berrirako agroekologia feminista
Mirene Begiristain Zubillaga
Hurrengo mundua: orain eta hemen
Mixel Berhokoirigoin
Koronabirusak sortutako egoera kooperatibista baten ikuspegitik
Iñigo Iñurrategi Irizar
Mondragoneko kooperatibismoa COVID-19 osteko aroan
Aritz Otxandiano Kanpo
Turismoa, COVID-19a eta Aldaketa Globala: 2030 eraldaketarako hausnarketa
Aurkene Alzua Sorzabal
Animalien kontsumoa birpentsatzen hurrengo pandemia globala prebenitzeko
Eneko Axpe Iza
COVID-19a, arazo sakonagoen ondorio
Joxerra Aihartza Azurtza
290Babes ditzagun gure irakasleak eta ikerlariak!
Iñaki Goirizelaia Ordorika
Datuen jabetza eta burujabetza, datuek gidatutako jendartean
Iratxe Esnaola Arribillaga
Euskal Nazio Algoritmikoa Sortuz: Subiranotasun Teknologikoa Post-COVID-19 Gizartean
Igor Calzada
Segurtasuna, defentsa eta Estaturik gabeko nazioak, beharrezko hausnarketa COVID-19aren harira
David Bajona i Carrera eta Daniel Soler i Gonzalez
Subiranismoa eta burujabetzak
David Lannes eta Nicolas Goñi
Birusa hedatu mugatutako lurraldean
Imanol Esnaola Arbiza
COVID-19aren ondorengo agertokiaz
Agirre Lehendakari Center (ALC)
Tenemos que tener presente de dónde venimos, así como a dónde nos dirigimos
Pusimos en marcha la iniciativa COVID-19 Gogoeta Gunea cuando la COVID-19 empezó a extenderse por todo el mundo y estaba golpeando con mayor fuerza a la sociedad vasca. Nuestro objetivo era doble: debatir sobre las consecuencias de la epidemia entre nosotros/as, e iniciar una reflexión sobre nuestros retos post COVID-19. Como decía Telesforo Monzon, aún en medio de la tempestad, nos hemos detenido durante unos instantes para mirar a nuestro alrededor, y debatir de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. La reflexión sobre cómo va a ser o debería ser eso que muchos participantes han definido como “Nueva Normalidad” continúa abierta en diferentes lugares, y así seguirá durante mucho tiempo, debido a que todavía no sabemos el rumbo que tomará la pandemia durante los próximos meses. La opinión general coincide en señalar que nada será “igual” que hasta ahora. La cuestión reside en saber si esa nueva normalidad nos definirá o seremos nosotros/as quienes la definamos, considerando que, como señala Joxerra Aihartza “el presente es el resultado de una situación anterior y de unas actuaciones anteriores”. Los factores clave que provocan el brote de virus infecciosos como el SARS-COV-19, según señala Eneko Axpe, son consecuencia de la actuación humana: el comercio con animales salvajes y las granjas industriales de animales domésticos, entre otros.
Sea cual sea el origen de la pandemia –también tema de controversia–, la mayor parte de las personas expertas coinciden en señalar que la COVID-19 actuará como aceleradora o “catalizadora de tendencias anteriores” (Shaun Riordan). Y es que la COVID-19 ha llegado en un momento en el que se estaban produciendo cambios profundos, sistémicos, a nivel mundial. Si estos cambios se estaban produciendo ya a una velocidad sin precedentes en la historia, con la sensación de incertidumbre que ello genera, la epidemia «acentuará aún más las tendencias que han surgido en nuestra sociedad y hará que todo sea más cambiante»(Ander Caballero). Vivimos en una época que Hans Kung definió como “una época de cambios de paradigma” y la COVID-19 lo ha acelerado todo. El proceso de globalización iniciado a finales del siglo XX mediante el desarrollo de las tecnologías, la robótica, la inteligencia artificial y otros fenómenos planteó ya grandes retos a los pueblos y a las naciones, en general, y también a sus instituciones, tejidos sociales, empresas y ciudadanía; pues bien, la pandemia ha contribuido a acelerar todo ese proceso.
Por si fuera poco, no podemos olvidar que nuestro pueblo, Euskal Herria, alcanzó este momento histórico, a pesar de todos los esfuerzos, en una situación de vulnerabilidad: culturalmente denostado, lingüísticamente minorizado, dividido en tres administraciones y bajo el dominio de España y Francia, dos países con la centralización arraigada como parte de su ADN. Este hecho ha vuelto a quedar de manifiesto con la COVID-19 en las políticas centralistas e impositivas impulsadas desde Paris y Madrid, como lo han señalado Iñaki Goirizelaia, el Agirre Lehendakari Center ALC, o David Bajona y David Soler i Gonzalez. Debemos responder, por tanto, a los retos globales y a nuestros propios retos. Además, agotadas ya desde hace tiempo las estrategias nacionales vascas definidas en la segunda mitad del siglo XX, todavía no hemos sido capaces de definir y consensuar una estrategia nacional vasca acorde con este siglo XXI que está ya camino de iniciar su tercera década. Ante la imposibilidad de liberar toda nuestra potencialidad como pueblo, continuamos bajo la inercia de épocas previas.
En esta situación, la COVID-19 nos ha vuelto a mostrar la necesidad de afrontar como pueblo grandes retos, tanto globales como propios, y nos ha dado la oportunidad de debatir en torno a ellos, sin excusas. Este debate ya no se puede posponer más. Tal y como nos recuerda Garazi Goia, Milton Friedman decía lo siguiente: “solo una crisis genera un verdadero cambio, porque de repente son posibles todas las ideas que antes parecían imposibles”. Ojalá sea así. En lugar de compadecernos de nosotros mismos, deberíamos aprovechar la oportunidad para llevar a cabo una reflexión de país seria y profunda. Los trabajos recogidos en este marco de reflexión nos han permitido recopilar algunas pinceladas en torno a los pormenores de este debate. El debate se había iniciado ya previamente (recordad la reflexión sobre el Libro Blanco elaborado por Eusko Ikaskuntza, o la reflexión parlamentaria llevada a cabo en la CAV sobre el nuevo estatus); no obstante, en esta ocasión han salido a la luz algunas reflexiones que pueden servir para extender un debate de país amplio y profundo.
Tenemos solidos anclajes
En primer lugar, ante todos estos retos, se debería abordar una reflexión en torno a los anclajes que tenemos como pueblo para hacer frente a este mundo cambiante. Como destacan muchas de las aportaciones, tenemos algo que mantener; tenemos una base donde apoyarnos.
Por un lado, estarían nuestros valores. Como nos recuerda el Agirre Lehendakari Center ALC, existe entre nosotros una especie de sistema de valores compartido: el trabajo comunitario, la autorresponsabilidad, la solidaridad, la capacidad de adaptación a las nuevas situaciones y la resiliencia son algunos de los valores de nuestro pueblo que podemos identificar en diversos agentes; y como elemento central, tenemos el valor de la igualdad. Como señala Iñigo Iñurrategi, dentro de la tradición cooperativista vasca existe también un instinto para responder de manera colaborativa a las necesidades individuales y colectivas; se trata de dar respuesta a las necesidades individuales y colectivas mediante los medios que disponemos y nuestras capacidades colaborativas y siendo nosotros mismos protagonistas, también en la construcción de país, algo que, en general, resulta evidente. Sin dejar nada en manos de los demás. También ese sentido comunitario que transciende el “yo” y el “nosotros/as” conlleva un compromiso con la lengua, la cultura y la identidad que son la base de la nación, la identidad colectiva. Ese “nosotros/as”, más que un simple aquí y ahora, constituye el “nosotros/as nacional” que nos vincula con las generaciones de vascos y vascas pasadas y venideras. Disponemos de un potente sistema de valores para construir un relato común; un sistema que aún no hemos sabido liberar en toda su potencialidad y que se encuentra en peligro debido a tendencias tanto externas como locales. Sí, también entre nosotros/as se dan tendencias enfrentadas, en nuestro pueblo se han dado a largo de la historia disputas banderizas: Oñacinos y Gamboinos, Agramonteses y Beaumonteses… Tal y como nos recuerda Ander Caballero, algunas voces dicen que los vascos/as hemos sido nuestros peores enemigos, así como el mayor obstáculo para alcanzar nuestros objetivos y hacer nuestros sueños realidad. Algo que también está vinculado, evidentemente, a las injerencias externas y a nuestra identidad desarraigada.
Por otro lado, conviene recordar las actividades y formas de trabajo que han sido exitosas. El nuestro es un pueblo de retos y desafíos, y en lo que se refiere a retos colectivos, han sido muchas las iniciativas de calado y al mismo tiempo prácticas que han alcanzado el éxito. En los tiempos oscuros del franquismo, iniciamos el proceso de estandarización del euskera, construimos, sin ningún tipo de apoyo, las Ikastolas, pusimos en marcha proyectos comunicativos propios, abordamos la alfabetización de personas adultas, el renacimiento cultural, la estructuración administrativa, la internacionalización… También en el seno del movimiento cooperativo, en la misma época, se impulsaron estructuras cooperativistas orientadas a satisfacer las necesidades de la comunidad, más allá de la transformación del modelo de empresa: escuelas politécnicas, cooperativas de consumo, cajas para destinar los ahorros de los y las cooperativistas a la financiación de las cooperativas, planes de jubilaciones, fundaciones, etc.
En definitiva, hemos sido capaces de poner en marcha políticas, tanto a nivel ciudadano como institucional, dirigidas a “misiones” concretas, concepto que está adquiriendo fuerza internacionalmente en el contexto de políticas económicas y estatales. Lo hemos hecho sin grandes teorías y basándonos sobre todo en la intuición y en los valores mencionados previamente; estamos acostumbrados a hacer posible lo imposible a través de la acción. Y es que nuestro principal capital son las personas, la comunidad. Eso es algo que hemos de tener claro. El nuestro no es un pueblo rico en recursos naturales. Nuestro valor son las y los ciudadanos, el pueblo. En nuestro caso, las personas, por tanto, deben situarse en el centro de cualquier política: las personas, como seres individuales pertenecientes a un colectivo. El compromiso con la comunidad debe ser la base de la actuación política; el eje y objetivo de la actuación social e institucional.
La pandemia nos ha mostrado, una vez más, la importancia de estos valores. En estos momentos difíciles no hemos puesto la mirada en lo lejano, y lo que hemos necesitado para salir a delante no nos ha llegado de lejos, sino del vecino o la vecina, del miembro de la comunidad; hemos depositado nuestra confianza (en mayor o menor medida) en las instituciones tanto públicas como privadas vinculadas a la ciudadanía, en las instituciones locales…
Sin embargo, estos valores, esta manera de percibir la sociedad y el mundo no es algo innato y permanente. Es necesario trabajarlo, alimentarlo, abonarlo continuamente. Como dice Iñigo Iñurrategi, para trabajar y divulgar esos valores es necesario el compromiso de diferentes actores (educativos, culturales, comunicativos, actores públicos y privados…). Si acertamos a activar el compromiso personal y comunitario, estaremos en condiciones de hacer frente al futuro.
Los retos de país son enormes
Basándonos en estas fortalezas, de cara al futuro existen algunos ámbitos y retos que se han subrayado en las aportaciones realizadas, y sería conveniente entablar una reflexión de país (y si es posible actuar) en profundidad en torno a ellas.
La pandemia y las necesidades de adaptación ante el cierre de los centros educativos han puesto de manifiesto que el modelo educativo actual está agotado. Estamos lejos de disponer de los recursos metodológicos y pedagógicos que necesitamos para hacer frente a los actuales retos sociales. Actuamos por inercia. Aunque se daban ya reflexiones en torno a ello, la situación generada por la COVID-19 ha puesto totalmente de manifiesto la crisis de este modelo. Según nos dice Nora Salbotx, esta crisis nos ha proporcionado nuevas razones para repensar el carácter que tiene el conocimiento –tal vez el principal patrimonio popular– en el sistema educativo actual. Como señala Zigor Ibarzabal, vivimos en la época del conocimiento y la información, y seguimos utilizando aún un modelo educativo que responde a las necesidades de la sociedad del siglo XX. En el siglo XXI, como dice Nora Salbotx, resulta necesario repensar los contenidos escolares utilizados hasta ahora, que son de base claramente enciclopédica. Debemos tener claro qué características del alumnado queremos desarrollar, cuál es el perfil de alumnado que queremos trabajar y cuáles son los impactos que queremos generar en el alumnado como resultado del aprendizaje en nuestras instituciones. Esa definición del modelo de persona debe ser la base y el rumbo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y ello nos lleva al punto de partida: ¿Qué tipo de personas deseamos formar a través de nuestro modelo de educación? ¿Qué valores queremos impulsar? ¿Cuáles son las identidades y el tipo de participación que deseamos trabajar? Iñaki Goirizelaia muestra con mucha claridad que la única posibilidad de nuestro pueblo consiste en educar a personas cultas, para generar conocimiento. Y es que, en este mundo globalizado, las personas cultas educadas en base al conocimiento pueden realizar aportaciones significativas que cambien el mundo a través de la identidad y la cultura. Para ello, en cambio, necesitamos educar a personas cultas y bien enraizadas que sean capaces de desenvolverse con confianza ante el desconocimiento que genera lo novedoso, en el contexto de incertidumbre del siglo XXI. Por tanto, el debate sobre el sistema educativo y el tipo de universidad que queremos para el siglo XXI es inevitable. Y hemos de abordar dicho debate al margen de las limitaciones y dependencias que nos impone el estado. En primer lugar, hay que discutir qué necesitamos y para qué, y luego, evidentemente, cómo conseguirlo.
Como apunta Paul Bilbao, la globalización ha supuesto la reorganización del posicionamiento de las lenguas en cuanto a su fortaleza y relevancia, y las lenguas como la nuestra se sitúan en el último grupo de la escala. Y si como consecuencia de la COVID-19 estas tendencias se acentúan, existe un riesgo evidente de que las lenguas situadas en la periferia, entre las que se encuentra el euskera, se perpetúen en esta situación. Como dice Josu Amezaga, al igual que sucede con las personas más débiles, el virus golpea con mayor violencia a las lenguas más débiles. Y a pesar del enorme esfuerzo realizado por nuestro pueblo en el proceso de recuperación del euskera en el siglo XX, la nuestra continúa siendo una lengua minorizada. El proceso de euskaldunización del siglo XX presentaba ya signos notables de estar agotado (muestra de ello es la tendencia de ralentización/retroceso que nos muestran los indicadores del uso de euskera; los índices de uso más bajos de la historia en Iparralde…), la COVID-19 ha puesto de manifiesto la fragilidad de este modelo. Si en el ámbito educativo existía ya una preocupación por la competencia en euskera que adquieren los jóvenes al finalizar la educación obligatoria, el confinamiento ha incrementado esta preocupación, según afirma Zigor Ibarzabal. Paul Bilbao, por su parte, cree que es imprescindible desarrollar un modelo de aprendizaje global capaz de proporcionar un alumnado euskaldun plurilingüe. En el ámbito de la alfabetización de personas adultas las alarmas están encendidas, y ha llegado el momento de dar un salto cualitativo. Como señala Paul Bilbao, es necesario reflexionar sobre las estrategias dirigidas a la activación de la ciudadanía y a la recuperación de la reflexión de país en relación al euskara. Y ahí debemos situar, una vez más, a la persona en el centro. Pero la persona no es un ser abstracto, sino que está vinculado a un lugar; por lo tanto, las estrategias que ubiquen a la persona en el centro deberán tener en cuenta que en nuestro entorno esa persona deberá ser euskaldun (vasco hablante).
Juan Mari Larrarte nos recuerda que la difícil situación de la cultura vasca no es consecuencia de la COVID-19, antes también era así, lo que sucede es que esta crisis la ha empeorado y la ha puesto en una situación aún más delicada. Antes tampoco estaba garantizada, ni mucho menos, la supervivencia de la transmisión de la cultura vasca. Según la última encuesta publicada por la fundación Elkar antes de la COVID-19, la mitad de las y los vasco hablantes no consumimos productos en euskera, y el principal motivo que alude es la falta de habito y facilidad. Y eso sucede en un momento en el que la cantidad de productos de consumo en otras lenguas aumenta de manera exponencial. La supervivencia de la cultura vasca está vinculada a la universalidad del euskera, por supuesto, pero también a la priorización de la cultura vasca, y todavía estamos lejos de ello. Como apunta Juanmari Larrarte, los cambios no se producirán de un día a otro, pero deberemos actuar para que se den, y para ello es imprescindible aclarar y definir los objetivos, e impulsar una iniciativa de país entre todos y todas orientada a conseguirlo, para que la cultura vasca logre la recuperación que tanto necesita.
La COVID-19 ha golpeado con fuerza a un sistema de medios de comunicación en euskera que estaba ya muy debilitado, y ello ha agudizado y aumentado aún más los desequilibrios y tendencias que ya estaban presentes. Como recuerda Josu Amezaga, la mayor parte de contenidos audiovisuales provienen del exterior de Euskal Herria, y los soportes que los proporcionan recrean la imagen de España o Francia. La teoría de los espacios vacíos es más evidente en la comunicación que en cualquier otro ámbito; el espacio que dejan los medios de comunicación en euskera no queda vacío, es ocupado por espacios españoles o franceses. El confinamiento ha aumentado el consumo de medios de comunicación, y consecuencia de ello ha crecido la desigualdad que padecemos, en favor del espacio estatal-nacional, sea este español o francés. Es evidente el daño generado en los medios de comunicación públicos y sobre todo en ETB1; el modelo de televisión pública vasca ha fortalecido el canal de castellano y ha debilitado el de euskera. Además, es más que probable que estas tendencias agudizadas por el confinamiento se estabilicen. Aquí también, por tanto, el agotamiento del modelo resulta evidente. La comunidad nacional vasca requiere de un espacio de comunicación propio para reproducirse, y ello conlleva también, como señala Josu Amezaga, abordar el tema de las infraestructuras, en lo referente a las infraestructuras encargadas de propagar nuestros datos. Por ello, como nos señala, hablar de Euskaltel y de recuperar su control es fundamental. Existe una urgente necesidad de establecer en el ámbito comunicativo un Plan de Comunicación Estratégico para Euskal Herria elaborado entre diferentes agentes, que plantee proyectos comunicativos para el conjunto de Euskal Herria, tal y como se desprende de las conclusiones del congreso Geroa Elkarrekin celebrado por Eusko Ikaskuntza en Oñati, en 2018. Ello requiere de fuertes compromisos sociales, políticos e institucionales, así como de recursos específicos.
La sostenibilidad de la vida puesta en cuestión
Si hay algo que nos ha mostrado la COVID-19, es que hemos creado un modelo de sociedad completamente desconectado de los sistemas naturales, y que en la base de lo que nos está sucediendo con esta pandemia se encuentran la desmesurada explotación de los recursos naturales y la movilidad provocada por la globalización. La COVID-19 nos ha dado la posibilidad de reflexionar en torno a este modelo que nos arrastra a gran velocidad hacia el abismo. Las decisiones que se tomen en las próximas décadas condicionarán el futuro de las nuevas generaciones. Por este motivo, si el principal dilema de este siglo es, tal y como señala Aritz Otxandiano, capital vs vida y si lo que queremos es asegurar la sostenibilidad de la vida y el futuro de las nuevas generaciones, ha llegado el momento de orientar todas nuestras políticas económicas, sociales, públicas y de país al logro de ese objetivo. Si las personas constituyen nuestro principal capital, su supervivencia, la vida, debe ubicarse en el centro de nuestras políticas. Como nos recuerda Unai Pascual, en este sentido nos suelen imponer dicotomías falsas, de manera que la dicotomía entre salud y economía, por ejemplo, sería una falacia.
Por lo tanto, según nos dice Unai Pascual, no podemos mirar de manera lineal al futuro post COVID-19: primero la economía, luego la salud, y después –tal vez– prestaremos interés y recursos para atender los problemas medioambientales. En este sentido, el PIB, como señala Isidro Esnaola, ayuda más bien poco a la hora de hacer un análisis sobre los bienes que debe aportar la economía. La nueva economía que tenemos que construir en Euskal Herria ha de ser una “economía ecológica”, en opinión de Unai Pascual. Ecológica, sí, porque entiende que la economía es su subsistema interdependiente que está al servicio de la sociedad, que continuará vinculada necesariamente a los procesos y a las dinámicas naturales.
Y esa economía deberá otorgar importancia a lo local, tal y como señala Mixel Berhocoirigoin. Sean alimentos, servicios, energía, cultura, salud o economía, ha llegado la hora de dar importancia a lo local, entendiendo “local” como un territorio coherente, que disponga de un proyecto y genere un sentimiento de pertenencia. Así las cosas, deberemos relocalizar la alimentación, valorar más el rol de los agricultores, proteger la tierra, y cambiar el tipo de alimentación. Mirene Begiristain considera indispensable conceder un lugar a la alimentación y a la producción alimentaria en nuestra organización socioeconómica y política, en el marco de esta reflexión post COVID-19. ¿Debemos continuar impulsando nuestra dependencia de la importación de alimentos? ¿O, siendo la producción alimenticia algo esencial, no es acaso más razonable y estratégico que se localice y se haga sostenible? Es necesario debatir sobre el modelo de agricultura al que aspiramos, y decidir si queremos profundizar o no en los procesos de transición que nos lleven a una alimentación y una agricultura sostenibles.
La COVID-19 ha golpeado con fuerza también a los sectores secundario y terciario. Si bien la robótica, la inteligencia artificial y la digitalización estaban generando grandes transformaciones en la industria, la pandemia ha golpeado con dureza a las cadenas globales de producción y valor estructuradas por la globalización en la economía actual, y también a sus segmentaciones. Es evidente que se va a dar una reestructuración de las cadenas de producción y valor, con la intención de paliar el shock externo y la exposición a las dependencias. En esta situación, según nos indica Iñigo Iñurrategi, debemos emprender una reflexión profunda sobre lo que queremos y podemos producir en el siglo XXI en Euskal Herria. Dentro del sector terciario también ha sido notable la incidencia de la pandemia en el sector turístico. En 2020 el número de visitantes internacionales se reducirá entre un 20 y un 30 %. En opinión de Aurkene Alzua-Sorzabal, el impacto de la COVID-19 en el sector turístico será transformador. Antes de la crisis era ya insostenible continuar con el modelo turístico actual, y la COVID-19 ha puesto aún más de manifiesto esa situación. Como señala esta autora, el principal reto consiste en transformar el modelo de turismo en un modelo de desarrollo capaz de adaptarse al cambio, un modelo más humano y de mayor justicia social y ecológica.
Así las cosas, debemos debatir sobre nuestros objetivos como pueblo, y, a partir de ahí, deberíamos reflexionar sobre la manera en que la economía y las políticas tanto públicas como privadas pueden ayudarnos a alcanzarlos. Como señala el ALC, hemos de acertar en dar respuestas propias a los retos globales.
En ese mismo contexto se sitúa la transformación inevitable de nuestra economía en una economía sin emisiones de carbono o de bajas emisiones. Nuestro pueblo debe abordar el proceso la transición ecológica: de un modelo industrial lineal basado en los combustibles fósiles, a un modelo industrial basado en las energías renovables. Hemos de debatir sobre cuál ha de ser la producción de nuestro país para poder protegernos tanto del shock como de las exposiciones externas. Ello requerirá de una labor concertada entre actores públicos y privados. El proceso no tiene marcha atrás y, si queremos colocarnos cerca de la locomotora del tren europeo, es un reto ineludible, un gran reto, y vamos con retraso.
El bienestar de las y los ciudadanos está en juego
Por otra parte, la evidente dualización de la sociedad, existente ya previamente, se acentuará tras la COVID19, a no ser que se adopten medidas al respecto. Según los datos del Eurostat, antes de la COVID-19 115 millones de habitantes estaban en riesgo de exclusión en Europa, y tanto la desigualdad como la dualización iban en aumento. Caritas señalaba lo mismo antes de la crisis de la COVID-19, en relación a la Comunidad Autónoma Vasca: “la sociedad está cada vez más dividida entre las personas “integradas” o insiders que viven con posibilidades y las personas en “riesgo de exclusión” u outsiders con pocas posibilidades de mejora”. Como recuerda Mikel Navarro, si la desigualdad aumentó ya durante los años 2008-2018, tras la COVID-19 el riesgo de que siga aumentando es todavía mayor, debido a que la crisis está golpeando sobre todo a las personas sin un puesto de trabajo estándar y a que la estructura de nuestro mercado laboral favorece la incidencia de la pandemia. La situación ha empeorado dentro del colectivo de jóvenes y mujeres, un colectivo que ya se encontraba previamente en una situación vulnerable. De hecho, según indica Mikel Navarro, dentro del conjunto de trabajadores/as en régimen precario el porcentaje más elevado corresponde a las mujeres, y son, además, las que más han padecido las duras consecuencias del incremento de la violencia familiar que se ha dado durante el confinamiento. Es indispensable abordar un debate sobre las políticas públicas necesarias para hacer frente a esa situación. Y considerando que en el marco de ese debate la incidencia de la COVID-19 en la igualdad de género será profunda y permanente, las políticas públicas deberán incluir también el criterio de género. Como señala Mikel Navarro, en Europa la COVID-19 ha puesto en evidencia las graves consecuencias del desmantelamiento del sistema de protección social y del sistema de salud, algo que también se ha hecho notar entre nosotros/as.
Por este motivo, se debe reactivar lo antes posible la reflexión sobre el tipo de economía de deseamos. No podemos permitir, como apunta Isidro Esnaola, que una gran parte de la fuerza laboral vasca se quede sin trabajo, y menos aún en una situación excepcional. En su opinión, esto debería conllevar una actitud proactiva por parte de la administración en la creación de puestos de trabajo públicos, que debería ir más allá de un mero aumento de las ayudas para desempleados, de la creación de una renta universal o de ayudar con dinero público los escasos empleos generados por las empresas privadas. Las administraciones públicas deberían impulsar empleos que sean útiles para la sociedad y, por tanto, más allá de la dinámica del sector privado, se debería debatir sobre el quehacer de las instituciones públicas. Xabi Larralde se refiere a ello cuando habla del economista Hyman Minsky y menciona el rol que puede desempeñar el estado como “empleador de última instancia”.
Mikel Navarro nos recuerda que la crisis de 2008 puso en entredicho la creencia según la cual la economía y las finanzas deben liberalizarse lo más posible y la intervención del estado debe limitarse al máximo. Mediante las ideas que han ido adquiriendo fuerza durante los últimos años, en cambio, se ha reivindicado la función del estado en la economía (lo conocido como Entrepeneurial State de Mazucatto), y se ha impuesto la idea según la cual las políticas públicas de estado, sobre todo las relativas a la innovación, se deben organizar en torno a las “misiones”. Pero, ¿cuáles son esas “misiones” que deben definir la estrategia y las políticas públicas de nuestro pueblo?
En opinión de Gemma Zabaleta, lo que hemos vivido ha sido una prueba de estrés social, que ha servido para medir el músculo de lo público. Respecto al ámbito sanitario, continuamos disponiendo de un sistema de salud articulado, a pesar de sus debilidades y la necesidad de mejorarlo. El debate en torno al modelo de cuidados, no obstante, es inevitable, porque, como señala Zabaleta, no hemos sido capaces de crear un sistema de cuidados integral público y de calidad. Debemos repensar el modelo vasco del sistema de cuidados, y para ello debemos repensar el modelo de gobernanza. Si hay algo que la crisis ha puesto en evidencia, es la importancia decisiva de los cuidados.
Y todo ello tiene consecuencias especialmente en Euskal Herria, donde el envejecimiento de la población es tan evidente: en la CAV y en Navarra la matriculación es negativa; la tasa de nacimiento se sitúa por debajo de la media europea; la pirámide poblacional vasca se está invirtiendo. Si bien durante el último año el crecimiento demográfico en Euskal Herria ha sido positivo, esto ha sido gracias a la población migrante extranjera y, aun así, no ha sido suficiente para detener la tendencia al envejecimiento de la población. Tenemos mucho que reflexionar sobre todos estos aspectos.
¿Qué gobernanza queremos?
Otra de las reflexiones que la pandemia ha puesto sobre la mesa es la relativa a la seguridad nacional. ¿En manos de quién está la seguridad de la nación vasca? Tal y como la definen David Bajona y Daniel Soler i Gonzalez, la seguridad nacional es la capacidad de mantener el bienestar y la estabilidad nacional, y se materializa mediante las herramientas necesarias para evitar o minimizar los daños importantes en las situaciones de crisis. Dicho enfoque prevalece sobre la perspectiva tradicionalmente militar o securitaria, de manera que se trabaja desde un punto de vista más orientado a la gestión de riesgos civiles que se encarga de las estructuras críticas responsables de mantener los estándares mínimos de calidad de vida de la ciudadanía; igualmente, establece una política para fortalecer nuestra resiliencia como sociedad. Sin embargo, ese debate no se ha dado aún en nuestro entorno. ¿Cuál es la política securitaria que necesita nuestro país? ¿Cuáles son los riesgos, amenazas…? ¿Cuál es nuestro nivel de resiliencia y cómo podemos fortalecerlo? El establecimiento del estado de alarma también ha puesto en evidencia el grado de soberanía de nuestras instituciones. Como señalan David Bajona y Daniel Soler i Gonzalez, las administraciones autonómicas, los cuerpos de seguridad y urgencias, y las administraciones encargadas del desarrollo de todo el sistema sanitario han sido excluidas de los núcleos de decisión, y ha quedado patente que el grado de soberanía de estas instituciones está sometido a la voluntad del estado central.
La digitalización ha sido otro de los ámbitos que ha estado en primera línea durante la crisis de la COVID-19. Tal y como apunta Iratxe Esnaola Arribillaga, el número de datos que hemos recibido y generado ha crecido exponencialmente, y ello ha puesto de manifiesto que la neutralidad en Internet tiene un carácter ineludible: Internet debe ser un servicio público, y el acceso a Internet y a un mínimo de alfabetización digital deben constituirse como derechos básicos. Esta crisis ha fortalecido a las pocas multinacionales tecnológicas y plataformas que controlan actualmente el entorno digital y que utilizan nuestros datos para aumentar su valor propio. Iratxe Esnaola Arribillaga reflexiona sobre la necesidad de desarrollar una conciencia sobre la propiedad y la soberanía de datos, denuncia la digitalización del sistema educativo vasco en manos de multinacionales estadounidenses, y subraya la necesidad de una estrategia digital integral, basada en la soberanía de datos y tecnológica.
En este sentido, según señala Igor Calzada, la gobernanza digital, la economía de datos y la inteligencia artificial condicionan ya completamente nuestro proyecto de país, y a medio y largo plazo el vector digital lo va a condicionar aún más. Y para hacer frente a esta situación, el autor defiende la necesidad de ir creando “una nación vasca algorítmica”, aprovechando las posibilidades que la soberanía tecnológica nos ofrece en el contexto europeo.
Al mismo tiempo, la COVID-19 ha intensificado la crisis y el choque de los modelos de gobernanza en esta época de transformaciones rápidas y profundas: un modelo vertical, centralizado y autoritario basado en la desconfianza hacia la sociedad y la participación vs. un modelo colaborativo descentralizado que impulsa espacios de decisión que promueven la participación de la sociedad y se acercan a los problemas reales. ¿Cuál de ellos queremos promover en nuestro entorno? ¿Qué modelo tenemos en mente? La reflexión sobre los nuevos mecanismos de gobernanza es también imprescindible, así como la búsqueda e implementación de mecanismos que impulsen la coparticipación de ciudadanos/as y actores tanto en la definición de políticas, como en el desarrollo y control de estas.
En este debate sobre el modelo de gobernanza, Imanol Esnaola nos recuerda la dimensión territorial de este factor en nuestro entorno. La COVID-19 ha puesto de manifiesto la fuerza de la división territorial administrativa (cerrada la frontera entre Iparralde y Hegoalde, apenas ha habido reacción para hacerle frente). Si bien en los últimos años se ha avanzado en el ámbito económico, institucional o social, la pandemia ha puesto de manifiesto, como señala Imanol, que la convivencia en torno a la frontera dista aún de ser un fenómeno socioeconómico protegido. Estamos aún muy lejos de crear dinámicas centrípetas lo suficientemente fuertes que sean capaces de afianzar la cohesión territorial, y la COVID-19 lo ha puesto en evidencia. Es obvio que debemos otorgar una dimensión real a la convivencia transfronteriza. Convertir Euskal Herria en un espacio real de convivencia, de solidaridad, es uno de los retos de nuestro pueblo, y para ello es necesario elaborar una agenda que sea válida para todos y todas. La creación de esa solidaridad es, como señalan David Lannes y Nicolas Goñi, uno de los principales objetivos a tener en cuenta en la reconquista de nuestras condiciones de vida.
También tenemos presente el debate sobre cómo debe situarse nuestro pueblo en el nuevo contexto internacional. Urko Aiartza Azurtza nos dice que nuestra nación apenas condicionará el rumbo del mundo, pero que el rumbo que tome el mundo sí que condicionará el futuro de nuestro pueblo. Según parece, el siglo XXI será el siglo de Asia y el eje del mundo se está desplazando hacia el océano pacífico. El rumbo de Europa no está claro: Duroyan Fertle explica claramente las limitaciones de Europa, y podríamos encontrarnos de facto ante una Europa de diferentes velocidades. Hemos de decidir si queremos ir al lado de la locomotora o en los vagones traseros. Como señala Aiartza, nuestro pueblo debe prepararse para adaptarse a este nuevo contexto, y debemos garantizar igualmente que las generaciones venideras sean capaces de navegar en ese nuevo mar. Para ello, como dice Ander Caballero, tenemos que definir dónde queremos ubicarnos y qué es lo que aspiramos a ser, como país, durante las próximas décadas. Y para ello hemos de proveernos de “nodos de ideas”; debemos vincular nuestro pueblo a nodos de conocimiento de todo el mundo que puedan ofrecernos un conocimiento más avanzado, para poder construir y divulgar nuestra capacidad personal e institucional como pueblo. Si no queremos vivir sometidos, es imprescindible que nuestra nación esté directamente conectada a los centros de conocimiento, saber y tecnología, sin la necesidad de pasar por Madrid o París. Para todo ello es necesario hablar también sobre la estrategia de internacionalización de nuestro pueblo.
Es el momento de aunar fuerzas
Todos estos debates, por supuesto, no se pueden emprender olvidando nuestro sometimiento a dos estados que impiden el desarrollo de toda nuestra potencialidad como pueblo y nuestra división en tres administraciones. Ese es el coste de la dependencia que menciona Iñaki Goirizelaia. Tendremos que hablar también del marco jurídico que nos permita afrontar en condiciones mínimas todos estos retos como país, con los objetivos estratégicos en mente. Tomando como base la soberanía, deberemos debatir sobre el marco jurídico que proporcione a nuestra nación el lugar que le corresponde en el mundo y sobre la estrategia nacional para lograrlo. No podemos olvidar que construir la soberanía política, como señalan David Lannes y Nicolas Goñi, consiste también en buscar los medios necesarios para liberarnos de las limitaciones que nos impiden recuperar el control sobre nuestras condiciones de vida. Para ello es necesario, sin duda alguna, emprender un debate sincero y claro entre todas las personas que creemos en la soberanía de nuestro pueblo. Porque, como decía Monzon, no conseguiremos la libertad si no somos fuertes y no seremos fuertes si no estamos unidos. Ya ha llegado el momento.
Agirre Lehendakaria Center (ALC) Gizarte zientzien arloko diziplinarteko ikasketa zentro bat da, Euskal Herriko Unibertsitateari (UPV/EHU) eta haren Bikaintasun Campusari (Euskampus) lotuta dagoena eta unibertsitate hauen lankidetza jaso duena: New Yorkeko Columbia Unibertsitatea, Seton Hall University eta George Mason University. Haren helburua da ikerketako, berrikuntzako eta ezagutzaren difusiorako jarduerak egitea, eraldaketa sozioekonomikoaren arrakasta eredu gisa euskal gizarteari hedatzea ahalbidetu dioten erabakiak eta proiektuak nazioartean partekatzeko eta giza garapen sostengarria bultzatzeko. Aihartza Azurtza, Joxerra (Donostia, 1962) Diman bizi da. Biologian Lizentziatua (1989) eta Doktorea (2001). UEUko Natur Zientziak saileko kide da 1985etik, eta EHUko Zoologia eta Animali Zelulen Biologia sailean irakaslea 1993tik gaur arte, Ornodunen Zoologia irakatsiz. Jokabidearen Ekologia eta Eboluzioa ditu aztergai nagusi, batez ere espezieen ekologia espazial eta trofikoa, kontserbazio-biologia eta biodibertsitatea jorratuz. Oro har kontserbazio-arazoak dituzten espezieak jomuga izanik, ugaztunak aztertzen ditu, eta batez ere saguzarretan espezializatu da, Euskal Herrian eta nazioartean. Aiartza Azurtza, Urko (Donostia, 1970) Zuzenbidean lizentziatua (EHU) eta Konfliktologian masterra (UNITAR). Gipuzkoako Abokatu Elkargoko abokatua da 1994 geroztik. 2011-2015 artean senataria Madriden. 2017tik aurrera European Institute of Peace EIPko Sennior Adviser. Telesforo Monzon eLab Euskal Herrigintzarako Laborategiko zuzendaria. Alzua Sorzabal, Aurkene (Donostia, 1963) Nazioarteko turismoan doktorea (Purdue University). Egun, Nebrijako Unibertsitatean eta Deustuko Unibertsitatean afiliazio bikoitza du. CICtour GUNEko (Turismo Ikerkuntza Gaitasunen Ikerketa Zentroa) zuzendari exekutiboa izan da eta Lurmetrika Labs enpresaren sortzaileetako bat da. Bere ikerkuntza turismoaren neurketa-sistema aurreratuen (BIG Data), helmuga turistiko adimendunetarako estrategia lehiakorretan eta konponbide adimendunen alorretan zentratzen da. Amezaga Albizu, Josu (Caracas, 1960) Euskal Herriko Unibertsitateko irakaslea da, Gizarte eta Komunikazio Zientzien Fakultatean, 1987tik. Ikus-entzunezko Komunikazioa eta Publizitatea Saileko zuzendaria da 2013tik, eta NOR Ikerketa Taldeko burua. Komunikazio, hizkuntza eta nortasunaren inguruko ikerkuntza egiten du, bereziki hizkuntza gutxituen inguruan. Australia eta Eskoziako zenbait unibertsitatetan ikerketa egonaldiak egin ditu. Euskal Hedabideen Behatokiko kidea da (www.behategia.eus). Axpe Iza, Eneko (Barakaldo, 1983) Fisikan doktorea (EHU), 2014 eta 2015 urteetan Oxfordeko Unibertsitatean egon zen. Cambridgeko Unibertsitateko Homerton College research fellow eta irakaslea izan da. Egun, NASAn eta Stanfordeko Unibertsitatean aritzen da. Biomaterialen arloan ikertzen du. Hainbat sari jaso ditu, besteak beste, Europar Komisioaren Marie Curie Global Fellowship, Basque Young Investigator Award (Bizkaia Talent eta SRUK) eta NASA Ideas Competition Award (TRISH)-en finalista izan zen. Bajona i Carrera, David (Barcelona, 1971) Politologoa da eta komunikazio analista gisa jardun du Kataluniako komunikabideetan. Política de defensa i Estat propi (Editorial Base, 2017) liburuaren egileetako bat da. Begiristain Zubillaga, Mirene (Andoain, 1972) Gaur egun Getarian bizi da. Ekonomian doktorea da eta 1998. urteaz geroztik Euskal Herriko Unibertsitateko (UPV/EHU) Ekonomia eta Enpresa Fakultatean irakasle eta ikerketa lanetan dihardu. Bere ikerketa agroekologia eta elikadura sistemako eremuan garatzen du. Berhokoirigoin, Mixel (Gamart, 1952) Laboraria Euskal Herriko Laborarien Batasuna (ELB) sindikatuko militante hasieratik, Confédération Paysanne sindikatuan ere Europako nekazaritza politikaren eta nekazaritza iraunkorraren sailetan aritua, Euskal Herriko Laborantza Ganbararen (EHLG) sortzaile taldekoa. Etxalde mugimenduan partaide Hegoaldeko nekazariekin elikadura burujabetza garatzeko. Bilbao Sarria, Paul (Algorta, 1971) Euskal Filologian lizentziaduna eta Hizkuntza Plangintza Graduondo diplomaduna, Giza Eskubideetan Unibertsitate aditua eta Oinarrizko Eskubideak eta Botere Publikoetan masterduna. Hizkuntz Eskubideen Behatokiko zuzendari izan da hainbat urtez, eta 2010etik Euskararen Gizarte Erakundeen Kontseiluko idazkari nagusia da. Halaber, European Language Equality Network sareko lehendakariordea da, erakundearen sorreratik. Caballero Barturen, Ander (Bilbo, 1979) Harvard University Akademiko Bisitaria Center for American Political Studies zentroan. Lehenago, Euskadiren Ordezkaria izan zen Ameriketako Estatu Batuetan Eusko Jaurlaritzak New Yorken daukan ordezkaritzan bai eta bioteknologia sektoreko enpresa lider euskaldun batean zuzendaria Ameriketako Estatu Batuetan eta Ekialde Ertainean. Calzada, Igor (Donostia, 1975) Doktorea, MBA, FeRSA. Egun eraldaketa digital, urbano, eta politikoak ikertzen dituen Zientzialari Seniorra da, 2012tik Oxfordeko Unibertsitatean eta Europar Komisioko Ikerketa Zentro Bateratuan (bereziki, ekonomia/eraldaketa digitalak gizartean eta adimen artifizialak erakunde publikoetan duen eragin soziala aztertzen). Eizagirre Eizagirre, Andoni (Zarautz, 1979) Politika eta Administrazio Zientzietan lizentziaduna da, gradu bereziarekin, eta Filosofian doktorea. Mondragon Unibertsitateko irakaslea da eta “Herrigintzaren berrikuntzan” graduondokoaren koordinatzailea ere bada. Esnaola Arbiza, Imanol (Lezo, 1971) Naziogintzako egitasmoei lotutako ibilbidea egin du hainbat arlotan, besteak beste, Soziolinguistikan (Bat aldizkariko editore, SEI-Soziolinguistika elkarteko koordinatzaile…), Udalbiltzan eta Gaindegian. 2004. urteaz geroztik Gaindegiako koordinatzaile da. Bere egitekoa da Elkartearen egitasmoak bideratu eta sozializatzea. Esnaola Arribillaga, Iratxe (Zarautz, 1981) Ama, ingeniaria Informatikan eta doktorea Hezkuntzan (biak Deustuko Unibertsitatean). PuntuEus domeinuaren proiektua zuzendu zuen, hasieratik abiarazte-aldira arte. Egun, Deustuko Unibertsitatean egiten du lan. Olaso Dorrea Fundazioko lehendakaria eta TM eLab-eko Koordinatzailea da, eta hedabideetan kolaboratzaile gisa aritzen da. Esnaola Herrero, Isidro (Astigarraga, 1967) Ekonomia politikoan lizentziatua Moskuko Estatuko Unibertsitatean (M.V. Lomonosov). 1988-1993 urteetan Herri Batasunaren eta Batasunaren arlo sozioekonomikoaren partaidea. Gipuzkoako Batzar Nagusietan batzarkidea (1999-2003). Gipuzkoako Ogasunean diputatuaren aholkularia hasieran eta Zerbitzu eta Zerga Heziketarako zuzendaria ondoren (2011-2015). Egun Gara egunkariko iritzi saileko arduraduna da. Fertl, Duroyan (Sidney, 1978) Analista politiko eta idazlea, egun Kopenhagen-en bizi dena. Sinn Féin eta European United Left/Nordic Green Left (GUE/NGL) taldeko aholkulari politiko gisa aritu da Europako Parlamentuan. Hainbat komunikabidetan idazten du Europa zein nazioarteko aferez. Goia Imaz, Garazi (Segura, 1978) Telekomunikazio Ingeniaritzan lizentziatua. Ikus entzunezkoetan aditua (BBC eta Sky etxeetan zuzendaritza eta es- trategia lanetan urte askotan lanean ibilia). Coach exekutiboa eta idazlea. Bere azken lana, 1.362 km euri (Elkar, 2019) Goizalde Landabasorekin batera idatzitako liburua da. Londresen bizi da. Goirizelaia Ordorika, Iñaki (Bilbo, 1958) Ingeniaritza industrialean doktorea, Ingeniaritza Telematikoan katedraduna. EHUko errektorea (2009- 2017), Bizkaiko Campuseko errektore ordea (2005-2008) eta unibertsitate-enpresako errektore ordea (1998-2000). Irakasle bisitaria Kaliforniako Stanford Research Institutuan (1984-1985), Massachusetts-eko Institutu Teknologikoko MediaLab laborategian (2004), Boise State University-ko Eloise Garmendia Bieter katedran (2017). PuntuEus Fundazioaren sortzailea eta presidentea. Dantzaria eta Mungiako Amilotx dantza taldeko dantza maisua. Goñi, Nicolas (Donibane Lohizune, 1980) Ekologoa, janari ekoizpen sostengagarrian ikerlaria, eta Bizi! mugimenduaren barruan Burujabe lantaldeko kidea. Ibarzabal Bastarrika, Zigor (Oñati, 1979) Unibertsitate ikasketak amaitu zituenetik hezkuntza arloan aritu da; Txantxiku Ikastolan hasi zuen bere ibilbidea atzerriko hizkuntzako irakasle lanetan hasieran eta zuzendari lanetan ondoren. Irakasleen prestakuntzan aritu zen Ikastolen Elkartean eta egun erakunde horretako Hezkuntza Arduraduna da. Horrekin batera Ikaselkar Hezkuntza argitaletxeko Zuzendaritza taldeko kide da. Iñurrategi Irizar, Iñigo (Bergara, 1973) Industri Antolakuntzan ingeniaria, kooperatibista, Mondragon Unibertsitatean lehenengo Ingeniaritza Fakultatean eta ondoren Humanitate eta Hezkuntza Zientzien Fakultateetan irakasle eta ikerlari gisa jardundakoa, LANKI Lankidetzaren Ikertegiko kide ohia, 2013tik MONDRAGON Taldeko Heziketa kooperatiboko koordinatzailea. Euskalgintzaren arloan han eta hemen aritutakoa, azken urteotan Aretxabaletako Loramendi Euskara Elkarteko lehendakaria. Lannes, David (Baiona, 1973) Matematikaria, CNRSko ikerlaria Bordeleko unibertsitatean, eta Bizi! mugimenduaren barruan Burujabe lantaldeko kidea. Larralde, Xabi (Baiona, 1970) Ekonomian doktorea, jendarte zientzietako irakaslea Etxepare lizeoan. Urteetan politikan aritua: gaur Sortu-ren nazio kontseiluko kidea eta EH BAIren Zuzendaritzako kidea. Larrarte Telletxea, Joanmari (Hernani, 1967) Lan ibilbidea euskarari lotuta egin du, AEKn 1987an hasi zenetik. Euskaldunon Egunkarian aritu ondoren, Berria egunkariko kontseilari ordezkaria izan zen. Gaur egun Elkarreko komunikazio eta kultur arloko zuzendaria da, eta Jakin Fundazioko lehendakariordea. Navarro Arancegui, Mikel (Donostia, 1954) Deustuko Unibertsitateko ekonomia katedradun emeritua da, eta Orkestra-Euskal Lehiakortasunerako Institutuko ikertzaile nagusi elkartua. Lurralde lehiakortasunaren eta berrikuntzaren alorrean espezializatua dago eta argitalpen ugari ditu. Otxandiano Kanpo, Aritz (Otxandio, 1979) Ingeniaritza industrial ikasketak egin ditu Mondragon Unibertsitatean, eta garapen kooperatiboan aditua da. Zortzi urtez Otxandioko alkatea. Ibilbide profesional guztia Fagor Taldean egin du. Zazpi urtez izan da Fagor Arrasate kooperatibako lehendakaria eta 2017 urtetik hona Fagor Taldeko iraunkortasun edo gizarte erantzukizuneko arduraduna da. Pascual Garcia de Azilu, Unai (Gasteiz, 1973) Ingurumen Ekonomian doktorea (University of York, 2002). Hainbat unibertsitateko ikerlari eta irakaslea (University of Manchester, 2001-13, University of Cambridge 2003-2011). 2010 geroztik Ikerbasque Research Professor da, Basque Centre for Climate Change (BC3) ikerketa zentroan. Nazioarteko hainbat proiektu eta komite zientifikoetako kidea da, hala nola IPBES (Intergovernmental Platform on Biodiversity and Ecosystem Services) erakundean 2015 urtez geroztik. Salbotx Alegria, Nora (Iruñea, 1973) Magisteritzan eta Psikopedagogian graduatua, Landa Eremuko Hezkuntzan aditua eta Hezkuntza eta Komunikazioan graduondokoa. Mondragon Unibertsitatean eta Nafarroako Unibertsitate Publikoan irakasle aritutakoa, gaur egun Amaiurko eskola txikiko zuzendaritzan eta maistra lanetan ari da. Hik Hasiko aholkulari, Herri Hezitzaileen sareko kide, Sortzen, Plaza Hutsa eta bertze hainbat elkarte eta eragilerekin kolaboratzen du hezkuntza aferetan. Irakasleen formakuntzan aritzen da hizkuntza idatziaren didaktika, landa eremuko hezkuntza eta metodologi aktiboen ildoak jorratuz. Shaun Riordan (Hastings, 1961) Nazioarteko Ikasketen Europako Institutuko Diplomazia eta Geopolitika Katedraren zuzendaria da, bai eta Research 287Fellow Charhar Institut-ekoa ere (Pekin). Britaniar diplomatiko ohia da eta The New Diplomacy eta Cyberdiplomacy: Managing Security and Governance Online liburuen egilea. Soler i Gonzalez, Daniel (Cardedeum, 1983) Ingeniaria da eta 11 urtez lan egin du Kataluniako Generalitateko Departament d’Agricultura sailean. Egun analisi politikoei buruzko master bat ari da ikasten. 2012an Assemblea Nacional Catalanaren defentsa sektorialaren fundatzailea izan zen. 2014an Societat d’Estudis Militarsen fundatzailea eta analista burua. Egun bertako idazkaria da. Política de defensa i Estat propi (Editorial Base, 2017) liburuaren idazletako bat. Zabaleta Areta, Gemma (Donostia 1957) Filologia Hispanikoa ikasi zuen Deustuko Unibertsitatean. Berrikuntza Pedagogikoaren zuzendaria (Eusko Jaurlaritza, 1989). Gizarte Politika diputatua (Gipuzkoako Foru Aldundia, 1991). Gipuzkoako senataria (1993-1996), Eusko Legebiltzarkidea (1998-2009) eta Enplegu eta Gizarte Politikarako sailburua (2009-2012) eta Bideberri institutuko irakaslea.
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GEMMA ZABALETA. Ex-consejera de Empleo y Políticas Sociales.